Las instituciones educativas se ven obligadas a hacer un cambio importante debido a la pandemia del Coronavirus. Ciertamente, el proceso de transformación se aceleró en unos pocos años, debido a la necesidad urgente de que la enseñanza rompa las barreras geográficas, tecnológicas, y la más difícil, la barrera de las costumbres.
El año 2020 está demostrando ser un año que ciertamente tendrá algunos capítulos en los libros de historia. A finales de 2019, algunas noticias de un nuevo virus en una región de China no alcanzaron a transmitir al mundo el tamaño del peligro y los cambios que este ser microscópico impondría. Hasta mediados de febrero, el mundo continuó discutiendo el término "Transformación digital" como algo importante para pensar en un futuro lejano. Utilizando el concepto presentado en La alquimia del crecimiento (Mehrdad Baghai, Stephen Coley y David White, The Alchemy of Growth, Nueva York: Perseus Publishing, 1999), estudio que proporciona un marco para que las empresas evalúen las oportunidades potenciales de crecimiento sin descuidar su rendimiento en la actualidad. La transformación digital en las universidades aún se pensaba en los escenarios H2 o H3, siendo el H2 como los escenarios que extienden el modelo de negocio y los principales recursos existentes de una empresa a nuevos clientes, mercados o destinos, y los escenarios H3, como la creación de nuevos recursos y nuevos negocios para aprovechar o responder a las oportunidades de interrupción o combatir las interrupciones. Aunque el estudio no utiliza la variable del tiempo como un factor preponderante en la toma de decisiones, en los horizontes 2 y 3, termina siendo visto a mediano y largo plazo, debido al proceso de análisis de nuevos mercados. En un momento en que el mundo se vio obligado a permanecer aislado, lo que se vio, en la mayoría de las instituciones educativas, fue un gran conflicto metodológico y la falta de herramientas apropiadas para que los estudiantes continúen su proceso de aprendizaje, dado que no existía la expectativa de un retorno a muy corto plazo.
Este es el escenario actual, y ¿qué hemos aprendido de ello?
Las universidades tienen una gran oportunidad para expandir sus campus de manera exponencial, utilizando la necesidad epidemiológica, que está obligando a todos a cambiar sus hábitos y comportamientos, como una fuerza impulsora en la transformación digital. Es importante señalar que existen problemas de infraestructura que impiden que esta transformación sea rápida e indolora, y que deben trabajarse junto con los gobiernos, en forma de políticas públicas, ayudando a los estudiantes que no tienen la infraestructura mínima para seguir las clases remotamente, a hacerlo. Paralelamente, las universidades deben estructurarse para que el proceso educativo utilice herramientas y metodologías innovadoras para que los estudiantes tengan la cultura del aprendizaje permanente impresa en su ADN. Hacer este cambio en las áreas tecnológicas es ciertamente más fácil que en las áreas donde los estudiantes y los maestros no tienen una simpatía tecnológica natural, sin embargo, es importante que el profesorado esté capacitado en nuevas tecnologías de aprendizaje, para que estén preparados para motivar a las nuevas generaciones en la búsqueda del conocimiento.
Estamos llegando a un momento en que el rol de las universidades se está poniendo a prueba, dado que el 85% de las profesiones del 2030 aún no existen, según el estudio Diseño 2030: una visión dividida del futuro, encargado por Dell Technologies al IFTF (Instituto para el Futuro - Institute For The Future). En este estudio, se analizaron los impactos del trabajo de las máquinas integradas con humanos hasta el 2030. La encuesta, que contó con la participación de 3.800 líderes empresariales de medianas y grandes corporaciones en 17 países, incluidos países de América Latina, estima que el 85% de los trabajos que existirán en 2030 serán nuevos.
¿Cómo se prepararán las universidades para formar profesionales en profesiones que ni siquiera existen?
De acuerdo con el artículo Las 10 habilidades que necesita para prosperar en la Cuarta Revolución Industrial (The 10 skills you need to thrive in the Fourth Industrial Revolution), lo que diferenciará a los profesionales en el futuro serán habilidades blandas, soft skills, tales como las de resolver problemas complejos, el pensamiento crítico, creatividad, inteligencia emocional, entre otros. Esto muestra que cuando tratamos con la transformación digital no nos referimos solo a la sistematización de procesos, nos referimos a brindar inteligencia para que los procesos se ejecuten de manera más eficiente. Algunas universidades, como la Universidad de Brown (https://www.brown.edu/) en los EE.UU., están cambiando la forma en que desarrollan a sus estudiantes, a través de planes de estudio abiertos, donde ellos pueden elegir en qué cursos participarán para desarrollar su plan de estudios. Con esto, podrán tener una visión más general, participando en varios cursos o profundizando en un tema determinado, todos acompañados por tutores y asesores de la propia universidad. Incluir algoritmos de inteligencia artificial para que sea posible, de manera preventiva, identificar en qué cursos estaría interesado un estudiante en particular, de acuerdo con sus colegas, sería una gran transformación digital, ya que aportaría eficiencia al proceso de capacitación de los estudiantes, reduciendo el abandono en los cursos.
Tenemos el privilegio de presenciar este momento en el que esta gran transformación de comportamiento está ocurriendo en la sociedad y, sobre todo, de actuar como agentes transformadores para que las universidades se preparen cada vez más para capacitar a las personas que transformarán el mundo.
Leandro Guimarães, Director Adjunto de la Escuela Superior de Redes, RNP, Brasil.