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Luis Alberto Gutiérrez Díaz De León: ¿Por qué se debe recorrer la ruta digital hacia la universidad inteligente?

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Hoy en día vivimos en una sociedad que es impulsora y testigo de una vasta cantidad de cambios que, en gran medida, son estimulados y facilitados por las tecnologías de información y comunicación (TIC). Estas tecnologías, desde sus orígenes, han generado bastantes expectativas dado que su incidencia en la transformación de nuestra sociedad ha sido determinante; basta referirnos a las revoluciones industriales que han significado un hito importante de desarrollo, piénsese tan sólo en la tercera revolución que vio surgir la computadora como sinónimo de automatización de procesos. 

Y es que en los últimos años hemos presenciado la llegada de nuevas tecnologías y la convergencia entre ellas: tales como la inteligencia artificial, Big Data y la ciencia de datos, que nos permiten aprovechar los cuantiosos volúmenes de información, con tiempos de respuesta inimaginables hace algunos años. Asimismo, el Internet de las Cosas (Internet of Things, en inglés), que muestra formas útiles de interactuar con objetos; las grandes capacidades de cálculo que obtenemos del supercómputo, así como las redes avanzadas que cuando se combinan abren nuevas posibilidades, nuevos universos. Todas estas innovaciones se han convertido en tecnología que habilita la tantas veces comentada cuarta revolución industrial.

Sin duda, estamos cambiando; quien escribe estas palabras no imaginaba ver la tranquilidad con la que los bebés viajan en un avión al interactuar con un dispositivo móvil, y hasta su enfado cuando el acceso a Internet se deshabilita; o la de los estudiantes que, con sus teléfonos y aplicaciones, aligeran la carga de sus mochilas. No obstante, vienen aun cambios mayores con las responsabilidades y atenciones que debemos tener.  

Recientemente se ha utilizado también la combinación que promete una llegada más rápida y en mejores condiciones al futuro: la “transformación digital”: una promesa que se busca integrar en las agendas nacionales, desde luego con la finalidad de transformar mayoritariamente a las empresas, con el objetivo de no únicamente incorporar tecnologías sino de generar un cambio profundo en las organizaciones mediante éstas al enfocarlas a la necesidad del usuario o cliente de manera más efectiva y eficiente en su organización para su aprovechamiento óptimo.

Las universidades, instituciones esenciales para el desarrollo y progreso de la humanidad, no han sido ajenas a los cambios ni en buscar rutas para beneficiarse a través de la tecnología. Sin embargo, el llamado es de una transformación, no de un acompañamiento a través de la tecnología y, en ese sentido, las universidades han tratado de incorporar algunos aspectos en sus agendas en pro de la pertinencia no solo de su oferta educativa sino de la pertinencia a las nuevas necesidades de su comunidad universitaria, que en sus estudiantes encuentra presiones para transitar apresuradamente al mundo digital donde ellos se desenvuelven con éxito desde hace varios años.

Aun con estos esfuerzos, la transformación o la digitalización todavía no se concreta. En algunas universidades se avanza más que en otras, pues todo entra en la visión y prioridad de las agendas de las universidades; pero aguardemos, el mundo está enfrentando una de las emergencias sanitarias más impactantes de la historia, que en el propósito de contener la propagación del virus y evitar el paro total de las actividades de nuestras sociedades, se han generado cambios profundos en nuestras dinámicas, con tiempos de dispersión y adopción de cambios menores a los que se presentaron en las revoluciones industriales. Hoy observamos un mundo donde los abuelos que hace días eran ajenos a la tecnología conviven con sus seres queridos por videollamada desde dispositivos móviles; religiosos transmitiendo sus ceremonias por streaming; las actividades laborales tomando el peldaño que les corresponde en el tan comentado por años home office; pero, sobre todo, en las escuelas estamos presenciando uno de sus mayores retos y esfuerzos: llevar las clases de las aulas a la virtualidad. Aunque se estén dando significativos esfuerzos de reacción, quedan varias tareas pendientes que tendrán que redefinirse en el corto plazo; sin embargo, la actividad de transformación ya inició. 

Estamos viviendo un aceleramiento hacia los objetivos que perseguían las agendas de transformación digital, y que los expertos auguraban con la cuarta revolución industrial, propiciado porque una pandemia nos arrojó del avión de la comodidad, no obstante, no estamos descendiendo sin condiciones. Las TIC, de naturaleza transformadora y en conjunto con la precisa visión de las universidades, contribuirán a conformar un plan, no de aterrizaje sino de “vuelo”, donde se establezca de manera estratégica una ruta digital para modelar la universidad que están proyectando, procurando; sin duda: una universidad inteligente.  

Luis Alberto Gutiérrez Díaz De León es Presidente de CUDI, y profesor investigador de la Universidad de Guadalajara, México

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